El Haragán de Pago Los Balancines

Oliva de Mérida, tierra de  aceitunas, vides y alcornoques, dista poco más de 100 kilómetros de Portugal. Así que no hay que extrañarse si al leer la composición "varietal" de este vino encontramos como uva al 50% la tinta roriz, que es como llaman, en el lado portugués del Duero, a nuestra tempranillo. Una uva tinta que el carácter luso ha modificado para adaptarse a climas más cálidos y secos  y a suelos arenosos o arcillo-calcáreos, y que ha dado lugar a vinos elegantes pero robustos, con su propia personalidad. Pues precisamente esta hermana "tempranilla", es la que  vamos a encontrar en este vino extremeño, en alegre armonía (otro 50%) con otra "rara avis" para esta tierra de conquistadores: la garnacha tintorera, que en Portugal llaman Alicante Boschet. Y es que esta modalidad "pintona" de garnacha, aunque no muy habitual en Extremadura, forma parte de las amigas habituales de coupage de la roriz. Es una especialísima garnacha de pulpa roja (es de las pocas variedades con color en su carne), que en España se deja ver más en latitudes mediterráneas. Pero si hemos leído hasta aquí,  ya nos habremos dado cuenta que en Los Balancines miran más hacia el país vecino que "tierra adentro". Y hacen bien, porque, ciertamente, sus suelos y clima son más douros que dueros. Hablemos, antes de cata, de la singularidad de este Pago, del que el enólogo y propietario de la bodega, Pedro Mercado, se enamoró en 2006, empezando el proyecto de Los Balancines. Y es que tras recorrer en busca del lugar perfecto para crear su propia bodega, se encuentra con este pequeño viñedo del interior de Badajoz, situado en una zona natural de extraordinaria riqueza, y al que los frescos vientos marinos de la vecina Portugal le confieren un microclima extraordinario, refrigerando de continuo las viñas. Por ello pueden jugar con uvas lusas como las que hemos mencionado. ¿Y el nombre? ¿Por qué este tinto es tan vago? Quizá os preguntéis... Bien, si seguís la cuenta de instagram de la bodega adivináreis en seguida el amor a los perros que tienen en esta finca. Y Haragán, precisamente, es el mastín español de la casa, raza que Pedro cría y que es otra de sus grandes pasiones. Con esta su primera añada le han empezado a llegar los premios, como el "Gran Oro" del Concurso Mundial de Bruselas, pero no es algo que pueda sorprenderme. Ya con su vino Huno o con el espicialísimo salitre, se ven los súper mimbres de una bodega diferente y auténtica, que sabe sacar lo mejor de un terruño con personalidad. 

 

Mis apuntes de cata:

Tinto Haragán 2014. B. Pago de los Balancines. DO Ribera del Guadiana. Tinta Roriz y Garnacha Tintorera.Quince meses de crianza en barrica francesa.

Tiene un precioso color muy juvenil, casi violáceo, bien cubierto.

Me gustó mucho al llevarlo a nariz que, junto a sus aromas  a fruta madura casi en licor (ciruela, guinda) tenía al tiempo un lado muy fresco, positivamente herbáceo, que me trasladaba a los recuerdos de un  romero en flor, junto a regalices y aires medicinales. Y al fondo ese deje mineral, casi de turba, que le aporta un toque diferente.

En boca, sin dejar de ser un tinto potente, carnoso y estructurado, como ya avisaban la vista y el olfato, tiene esa misma frescura, acompañada de unos taninos nada angulosos, lo que que hace que sea un vino  muy agradable de beber, nada pesado. 

Lo que cuesta: unos 18€

Con qué me lo tomo: Haragán me pide carne, incluso caza. 

Cuándo me lo tomo: ahora está en un extraordinario momento, pero yo creo que aún podemos esperarle 5 años más sin problema, a ver cómo evoluciona.

 

La BSO: Ya que en Los Balancines se aúna España y Portugal, he pensado en dos grandes mujeres, quizá las mejores voces de nuestros respectivos países en estos momentos, cantando juntas, demostrando todo lo que nos une.