Señorío de Cuzcurrita, el mejor camino de Rioja

Cuzcurrita del Río Tirón es un pueblo riojano al que tengo un gran cariño, por muchas razones. Primero porque es una monada, un refugio alejado del mundanal ruido turístico, con su ermita  y su virgen del Tironcillo, con su puente de cuento sobre el río de aguas claras... Otra razón es que de allí es mi querida amiga y compañera de fatigas vínicas  María Díez. Y por último está esta bodega, enclavada en el impresionante castillo de Cuzcurrita, una joya entre viñas que encierra una colección de vinos mimada de principio a fin. Dirigidos por la sabia batuta de Ana Martín, elaboradora de vinos del empaque de Itsasmendi, Guitián o Traslanzas, los Cuzcurritas son fiel reflejo de La Rioja, manteniendo un diálogo amistoso con esta tierra que marca con fuerza todo aquello que toca. En ellos se nota su sabia mano, y es que Ana es una de mis enólogos favoritos, una de esas pocas profesionales con el "toque", que hace que todo vino que lleve su sello me encante. Aunque quizá lo más apropiado sería decir, simplemente, que Ana sabe hacer buenos y grandes vinos allá donde va. Porque sí, el toque no es magia, es trabajo. Me enamoré de Castillo de Cuzcurrita cuando probé su, quizá, vino más especial, Cerrado de Cuzcurrita, un tinto concentradísimo, pero con una boca sedosa, delicada. Un vino de los que no se olvidan, exclusivísimo, fruto de las poco más de 7 hectáreas plantadas en los 70 con las que cuentan en su viña del Cerrado, intramuros del castillo. Tras él conocí Señorío de Cuzcurrita, el vino que mejor les define, un tinto que en su nueva cosecha, 2013, les ha quedado perfecto. Me ha encantado a mí, pero no solo eso, ha pasado la prueba de "la familia". Tras catarlo, comimos con él  y el "tribunal" de la casa dictaminó que era excelente. Y es que es un tinto que vale mucho más de lo que cuesta (todos pensaron que estaba en la horquilla de los 30 euros cuando no llega a los 20).  

Tinto Señorío de Cuzcurrita 2013. 100% Tempranillo.

Do Ca Rioja. B. Castillo de Cuzcurrita.

 

Elaborado desde la cosecha del 2000 con las viñas del castillo y de sus alrededores, podríamos decir que es un vino "de municipio", el tinto que recoge mejor el guante de la personalidad de Cuzcurrita y sus suelos de cantos rodados. Son viñedos de tempranillo con un cuarto de siglo de existencia, de secano y cultivados en vaso, lo que hace que su concentración frutal sea óptima y ya hayan aprendido a autoregularse y buscarse "las castañas". Aunque solo algunas de sus viñas están en ecológico, sí que se intenta ser lo más "eco" posible, siempre que las circunstancias lo permitan. Además de una estancia de un año  en  roble francés, pasa casi medio año más en depósitos de hormigón de 20.000 litros, lo que hace que el vino llegue a la botella especialmente equilibrado y redondo, sin necesidad de clarificación o estabilización. 

 

Mis apuntes de cata: Me encontré en la copa con un Rioja con garra pero que no araña. De bonito color rojo picota, se mostraba complejo y profundo desde la nariz, con mucha fruta negra madura y algunos mentoles y pimientas. La boca es excelente, envolvente, con peso que no pesada, con una acidez perfecta y muy marcado el carácter de la zona y de la uva. Un tinto completo, persistente, con notas de incienso en el recuerdo. Redondo, listo para beber, es un rioja con alma y potencia, pero todo controladito. 

 

Cuándo tomarlo: Desde ya hasta como poco, diez años. 

 

Cuánto cuesta: Entre 17 y 10 euros. Excelente relación calidad-precio.

 

Con qué me lo tomo: Yo me lo tomé con un cocido madrileño y le iba que ni pintado. 

 

La Banda Sonora: A lo mejor pensáis que estoy loca, pero a mí el folk me encanta. Cuando se le quita la pátina mohosa y se deja la esencia, modernizando con cabeza, es la leche. Entronca con ese alma grupal que estoy segura tenemos todos en común, toca la fibra, emociona, llena. Me fascina la copla clásica y en plan más modernete, disfrutaba muchísimo con Lucas 15 (ya sabéis, Nacho Vegas y Xel Pereda reinterpretando el folklore astur). Ahora me ha dado por los Hermanos Cubero, que me parecen maravillosos, con su fusión de jota y bluegrass. Sobre todo en canciones que retoman en sus letras leyendas populares, crímenes y rollos de la España profunda. Ahí os dejo una de mis favoritas. Espero engancharos al folk, porque amigos: a quien olvida su pasado le espera un futuro muy negro.