Tres Viñas: Un Rioja Blanco muy Vintage

Lo primero que quiero hacer es aclarar el título. ¿cómo puede ser un vino muy vintage? ¿Se me ha ido un poco la cabeza, acaso? ¿Leo demasiadas revistas de decoración? ¿Me estoy haciendo una hippiechic? Nonti preocupare, queridos. Que todo tiene su porqué. Hace un mes más o menos llegó a mi mesa de cata este blanco. La bodega es un proyecto que aunque ya tiene sus añitos (nació a mediados de los 80), no puede enmarcarse entre las históricas, más estando en Rioja. Sin embargo, sí que tiene un aire muy de tradición en sus paredes.  Barón de Ley se encuentra en la parte navarra de la DO.Ca.Rioja (en Mendavia); la bodega se enclava en un antiguo monasterio, con las viñas alrededor, al estilo de los chateaux del Médoc francés. Y todo, desde su etiqueta hasta el estilo de sus vinos (con algunas concesiones en los últimos tiempos a vinos más contemporáneos) nos lleva a un estilo clásico, que ya sabéis, ahora nos resulta moderno. Osea, muy "vintage" y por otra parte muy "Rioja". Tres Viñas es uno de sus últimos proyectos y me ha encantado porque me recuerda a esos primeros blancos riojanos que bebí hace ya alguna década o esas viejas añadas de clásicos que siempre envejecen bien. Son lo que yo llamo, vinos "de memoria": serios, complejos, que apelan a tus recuerdos, que te hacen pasar un buen rato; vinos para comer o de meditación. Uno de mis hobbies favoritos es leer o simplemente pensar en mis cositas con uno de estos vinos en la copa. Te lleva a tantos lugares... donde ya estuviste pero a los que encanta regresar. Eso es para mí un vino "vintage" y Tres Viñas lo es. Aunque esta sea solo su segunda añada.

 

Blanco Barón de Ley Tres Viñas Reserva 2011. B.Barón de Ley.

Do.Ca. Rioja. Viura, malvasía y garnacha blanca.

 

Contemos un poquito de qué va este vino. Como os he comentado, la bodega tiene un concepto de chateâu, lo que conlleva darle mucha importancia a las viñas. De ahí el nombre de este blanco. Tres Viñas de tres de las variedades autóctonas riojanas, cada una con su propia identidad, su particular terruño, cada una aportando algo diferente, único y esencial para crear el conjunto. Así, cada viña es elaborada por separado para por último, ser ensambladas y envejecidas en roble durante un año.

Mis apuntes: Es un blanco muy complejo, tienes que haber bebido antes vinos similares para apreciarlo, porque no es un vino inmediato. Yo me he pasado un estupendo rato descubriendo un sinfín de matices: crema catalana, cabello de ángel, membrillo, miel de acacia, flores blancas marchitas, cítricos en mermelada, pomelo, hierbas aromáticas... En boca no es nada pesado, tiene una jugosa acidez y un graciosos punto salino que le da mucha chispa. Descubres su terruño en un lado mineral, y es largo, muy largo. Un blanco que te recordará, si tienes ese recuerdo, a los blancos riojanos de antaño.

Cuándo lo tomo: De aquí a los próximos años irá envejeciendo estupendamente.

Con qué me lo tomo: Ya que somos vintage, tomémoslo con un pollo en pepitoria, una receta de nuestra niñez que ya casi no se encuentra. ¡a recuperarla!

Cuánto cuesta: 14 euros

La BSO: Algo nuevo que suena a otros tiempos: un chute de Good Vibrations en la era milenial. No puede haber nada mejor.