El Paisano de Tares: el vino de porrón del siglo XXI

Dominio de Tares cumple 20 años y lo hace creando un vino conmemorativo que rompe moldes. En vez de lanzar una edición limitada, de un vino "serio", hecho para envejecer y guardarlo en tu vinoteca, te presentan al "paisano" de la derecha. Un vino jovial, de esos que llaman ahora de "fresqueo" y que no es otra cosa que una vuelta a esos orígenes del Bierzo y al vino que los abuelos tomaban en porrón. Un vino muy diferente, mezcla de uvas tintas y blancas de viñedos viejos, que es un canto a la tierra, a la pureza, al chateo y a la felicidad. Y de corazón, ningún vino me ha hecho más feliz que este que me atreví a beber en porrón, un vino que te reconcilia con el pasado y te lleva hacia un futuro en el que ya no tenemos miedo a decir que hay vinos informales que valen mucho la pena, sobre todo cuando están hechos con cabeza y con sabiduría. Felices primeros 20, Tares. Brindo por vosotros y por este Paisano "hipster" tan enrollado.

Con este vino Tares quiere homenajear a todos los "paisanos" del Bierzo que han mantenido viva la viticultura berciana y a esa manera tradicional de elaborar que casi se ha perdido: mezcla de todas las uvas de la finca (tintas como la mencía, la garnacha tintorera, blancas como la godello, la doña blanca, la palomino fino..., todo lo que haya, para el "saco"), que es como se hacía antaño, y que luego han mantenido unos meses criando en viejos “cubetos” de roble.

Nadie mejor que Rafael Somonte, enólogo de la bodega, para comentarnos la filosofía que encierra: Es “un vino actual y desenfadado para disfrutar en buena compañía, que marida a la perfección con gente campechana y divertida, que se adapta tanto a un tradicional potaje de berzas como a una moderna receta nikkei. Un tinto con alma de blanco, ideal para poner en la nevera si hace falta, y disfrutarlo igualmente en copa fina, chato o porrón. Más que un vino, una forma de ver la vida”.

 

Y lo cierto es que el resultado es redondo. Desde fuera, con esa imagen tan moderna y apetecible que ha creado el caricaturista Gogue y que nos invita a beberlo, pasando por ese tapón de silicona que es un poco más estrecho en uno de sus lados para que puedas volver a tapar la botella si, por un casual, no te la terminas (lo cual será muy raro, si no, ya me cuentas), hasta el interior, más jovial imposible.

 

Mis apuntes de cata: Es un tinto que parece blanco,con un color muy abierto, al estilo borgoñón. Encontraremos una nariz super perfumada, con muchas notas de cerezas en licor, que vinculo con el licor marrasquino.En boca tiene un punto de "dulcedumbre" que me recuerda a esos vinos que tomaba en bota (mi familia era más de bota que de porrón), y es fresquísimo, jovial, franco, muy frutal.

Cuándo me lo tomo: Ya estás tardando. Es un vino inmediato que puedes tomar de aquí a un par de años.

Con qué me lo tomo: Yo lo tenía fresquito en la nevera y me lo tomé con una empanada de bonito casera, pero no le haría ascos a ese potaje de berzas del que habla Somontes.

Cuánto cuesta: Menos de 8 euros.

La BSO:Esa fusión de tradición y modernidad creo que le va al pelo a mi amigo El Meister, un moderno juglar que conjuga el folklore castellano leonés con el tiempo actual. A ver qué os parece.