Ya que abrimos el diario, habrá que sincerarse del todo, ¿no?. Vale, no soy perfecta. Nada perfecta. Y la cago. Muy a menudo. Intento tomármelo lo mejor que sé, y por el momento, no he encontrado otra manera mejor que redimir mis cagadas contándotelas y brindando con un Ribera por ello. Todo esto tiene un fin, por supuesto, además de tomarme una copa de vino (¿o no?).
Espero que confesando las cagadas que haga a partir de ahora os riáis y con esa risa me salvéis de volver a cagarla. Si no es en esta vida, en la que venga. O en la otra. O en la de más allá. Pongo el contador a cero y prometo contar la primera cagada que haga a partir de este momento. Y brindar por ello. No os preocupéis, no tardará en llegar. Y el vino estará rico, rico.