Comida de la de antes, hecha con gusto, respeto y puesta bonita. Eso es Villoldo Casa de Comidas. La verdad es que hasta hace más o menos medio año no había oído hablar de ellos. Y hete aquí que planeé una escapada a Palencia y le pregunté a la novia de un amigo, que es palentina, sobre dónde comer. Ella es de Villoldo, un pueblecito con un restaurante, Estrella del Bajo Carrión, que es conocido y reconocido dentro y fuera de Castilla y León. Y resulta que ese restaurante ha abierto dos "delegaciones", una en Palencia capital y otra en la mismísima capital de España. Así que me lancé a probar la opción palentina. Junto a una preciosísima iglesia románica, en una casa con un encanto tremendo, han abierto La Barra de Villoldo, la versión más modernita e informal de la casa madre. Y... bueno, estoy segura de que no elegimos bien, porque nos pareció bastante mediocre. Eso sí, el local es una chulada y el vino, un Tinto Románico D.O. Toro, estaba estupendo. Por eso, cuando fui a conocer su restaurante en Madrid, regentado por una de las hermanas propietarias del Estrella, Pilar Pedrosa, iba con mis dudas. Dudas que se despejaron nada más comenzar a comer.
De aperitivo tomamos una Cecina de Astorga (IGP Reserva) elaborada con el corte de la babilla y que había sido madurada 12 meses. Una delicia.
Tras ella llegó la Menestra de verduras de temporada. Ejecutada a la perfección, cada verdura en su punto ideal, fue, para mí, el mejor plato de la comida.
Después nos sirvieron el Revuelto de hongos con cebolla confitada y foie fresco de Villa Martín. Mira que yo le tengo bastante tirria al foie, pero estaba muy rico, con la yema convertida en una suave crema, muy fina. Es uno de los platos icónicos del restaurante originario y no es de extrañar.
Tras él llegaron las Alubias blancas viudas de la Vega de Saldaña, que fueron tras la menestra, mis favoritas. Qué decir de ellas... que se nota que llevan cocinando legumbre toda la vida, lo hacen sin un pero. Unas alubias, cocinadas solo de verdura, excelsas.
Y por último, un Jarrete de lechazo churro entreasado con pimiento rojo asado de Torquemada que estaba jugoso, meloso, como a mí me gusta, con un sabor delicado y al tiempo potente... muy rico.
Para terminar, un Helado de queso fresco de oveja en infusión de frutos rojos que yo no pude probar proque tenía que ir a buscar a la canija, y que hace que tenga que volver pero "a la de ya" a esta estupenda casa de comidas.
Dónde: Villoldo Casa de Comidas.Lagasca 134, Madrid
Qué comer: menestra de verduras, alubias blancas, jarrete de lechazo.
Qué beber: Hagamos alianzas territoriales y apostemos por algún vino castellano-leonés. Yo comí con un tinto de Cigales, pero un tinto de Toro o de la Ribera le iría genial. Incluso, si tiramos más hacia el Atlántico, un Prieto Picudo o un Mencía.
Por cuánto: sobre los 45 euros por persona