Si hablamos de pacharán, hay que ponerle apellido y denominación de origen: Navarra. Y es que este licor de endrinas (su nombre significa literalmente eso en euskera) está íntimamente ligado a la comunidad foral y a sus tradiciones. Como la mayor parte de los licores, nace en la Edad Media con fines curativos, en este caso tan potentes que hasta aperecen registrados diversos documentos en los que se asegura que ayudó a sanar a la reina Blanca de Navarra al sentirse indispuesta en una visita a Santa María de Nieva allá por el 1441. Y yo no voy a ser menos que ella, pienso curar mis excesos navideños como una reina, ósea, a base de pacharán. Faltaría más...
Por si queréis saber más de este precioso licor de color rubí, lo que le confiere sus características únicas es la endrina o arañón, esos pequeños frutitos negro
azulados que vemos si pasamos cerca de un endrino. Si queremos obtener un buen pacharán, hay que esperar a que la maduración de las endrinas sea la correcta, allá por el mes del octubre. Las
introduciremos en una botella de anís en una proporción de uno a cinco, unos 200 gramos de arañones por litro de anís. Tras tres meses moviendo de vez en cuando la botella, tendremos nuestro
pacharán casero, aunque yo os recomiendo que lo compréis ya hecho, que las endrinas las carga el diablo.
Yo estas navidades voy a hacer la digestión con el que véis en la foto, un pacharán "top", ganador en el 2014 del título de Mejor Destilado para la AEPEV, Asociación Española de Periodistas y
Escritores del Vino.
Pacharán Belasco 1580. Destilerías La Navarra
Vestido de oro para la ocasión, queda divino en nuestras mesas navideñas y además es el pacharán que más fruta utiliza del mercado, 300 gramos por litro. Y no sólo eso, sino que se elabora con endrinas frescas procedentes de sus 100 hectáreas de plantación propia, seleccionando de entre ellas únicamente las mejores y más concentradas (que no superen los 7 milímetros de diámetro). Después ya solo queda macerarlas en los mejores orujos de anís.
Apuntes de cata: Me encanta de él que conserva fielmente el aroma a las endrinas y que en boca no es nada empalagoso, siendo más sutil, frutal y elegante que otros de sus hermanos parchara es. Tiene un alcohol de calidad, muy bien integrado y lo mejor de todo, no deja resaca. Doy fe.
Lo que cuesta: 22 €
Con qué me lo tomo: con un panetonne, bombones, polvorones o lo que se tercie. ¡Que es Navidad!